Dos locos planean la fuga del maniconio, uno le dice al otro:
Si la pared es baja la saltamos, si es alta cavamos un hoyo, ¿Entendido?
Sí, puedes ir primero.
Pasadas tres horas regresa el loco y dice:
No podemos escapar.
¿Por qué?
¡Porque no hay pared!
Si la pared es baja la saltamos, si es alta cavamos un hoyo, ¿Entendido?
Sí, puedes ir primero.
Pasadas tres horas regresa el loco y dice:
No podemos escapar.
¿Por qué?
¡Porque no hay pared!
En el manicomio, un loco gritaba:
¡Yo soy el enviado de Dios!
Se le acerca otro loco y le dice:
No, ¡Yo soy el enviado de Dios!
Y así, los dos locos discuten.
Entonces, se acerca un tercer loco, y les pregunta:
¿Qué pasa aquí?
Y el primer loco dice:
¡Yo soy el enviado de Dios!
Y el segundo dice:
No, ¡Yo soy el enviado de Dios!
Entonces, el tercer loco dice:
Un momentito, ¡Yo no he enviado a nadie!
¡Yo soy el enviado de Dios!
Se le acerca otro loco y le dice:
No, ¡Yo soy el enviado de Dios!
Y así, los dos locos discuten.
Entonces, se acerca un tercer loco, y les pregunta:
¿Qué pasa aquí?
Y el primer loco dice:
¡Yo soy el enviado de Dios!
Y el segundo dice:
No, ¡Yo soy el enviado de Dios!
Entonces, el tercer loco dice:
Un momentito, ¡Yo no he enviado a nadie!
¿Qué haces?
El loco le contesta:
Escribo una carta.
¿Para quién?
Para mí.
¿Qué dice?
No sé, todavía no la recibo.