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viernes, 8 de julio de 2011

Un árabe le pidió dinero aun judío y éste se lo prestó.
Sucede que el árabe jamás había pagado una deuda y el judío jamás había perdido un solo centavo en ninguna transacción.


Pasó el tiempo y el árabe se le había estado escondiendo al judío hasta que un día se encontraron en el bar de un gallego.Allí comenzaron a discutir, el árabe acorralado, no encontrando otra salida, sacó una pistola se la puso sobre la sien y dijo:
¡Podré irme al infierno, pero no pagaré esta deuda...! .
Así que apretó el gatillo y cayó muerto de inmediato.
El judío no quiso ser menos, así que agarró la pistola del árabe, se la puso sobre la sien y dijo antes de disparar:
¡Voy a cobrar este dinero aunque sea en el infierno...!
Un gallego, que había observado todo, quedo impresionado, tomó la pistola, se la puso sobre la sien y dijo:
¡Coño, por nada del mundo me pierdo este pleito!

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